La inconcreción sobre la bonificación de 20 céntimos condena al sector y a la sociedad al caos, las colas y el desabastecimiento.
CEEES
Nota de prensa
- La Administración sigue sin aclarar qué sucederá con la bonificación a partir del 1 de enero, mientras prepara cambios normativos que encarecerán 15 céntimos el litro de gasolina y 27 el de gasóleo.
- Pese a ser “colaboradores” en la gestión de la bonificación, los titulares de las estaciones de servicio aún no saben qué sucederá a partir del 1 de enero.
La inconcreción de la Administración acerca de qué sucederá con la bonificación de 20 céntimos por litro de carburante a partir del próximo 1 de enero de 2023 está sumiendo a las miles de pymes del sector de las estaciones de servicio en el caos más absoluto a poco más de una semana de Nochevieja.
A pesar de que CEEES ha pedido de forma oficiosa y también por los cauces oficiales establecidos para tal fin una aclaración por parte de la Administración acerca del terreno de juego en el que tendremos que movernos a partir del 1 de enero, ni la ministra de Hacienda, ni la de Economía, ni la de Transición Ecológica se han puesto en contacto con esta confederación para explicarnos qué sucederá con la entrada de 2023.
Antes al contrario, las ministras anteriormente citadas -y algunos de sus subordinados- se han limitado a lanzar globo sonda tras globo sonda en relación a la posible prórroga, modificación o supresión de la bonificación. El propio presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, ha anunciado que su Ejecutivo demorará todo lo posible esa decisión, que será adoptada en el último Consejo de Ministros del año, previsiblemente el próximo martes, 27 de diciembre.
Por supuesto que CEEES no va a realizar valoraciones sobre los citados globos sonda, pero llegados a este punto sí resulta conveniente realizar una serie de observaciones:
En primer lugar, es necesario destacar que la demanda de combustibles de automoción sigue estando muy por debajo de la que se registraba un ejercicio normal. Según el avance provisional de consumo correspondiente al mes de octubre elaborado por Cores, las ventas se sitúan un 4.6% por debajo de las de 2021 y son casi un 10% inferiores a las de 2019.
Pese a ese menor consumo, el precio de los combustibles continúa siendo inasumiblemente elevado para los bolsillos de muchas empresas y particulares. La gasolina es un 7,5% más cara que hace un año, mientras que el gasóleo tiene un precio que es un 24% superior al que teníamos, de media, hace 12 meses.
Existe además un nuevo marco normativo que contribuirá a encarecer aún más los carburantes a partir del 1 de enero. Será entonces cuando comenzará a aplicarse la Directiva de Calidad de Carburantes (FQD, por sus siglas en inglés). En virtud de esta norma, publicada en el mismo BOE que implantó la bonificación de los 20 céntimos, cada litro de combustible se encarecerá entre 3 y 6 céntimos. Y todo ello porque en España, a diferencia de lo que sucede en otros países de nuestro entorno como Francia, los biocarburantes soportan una fiscalidad incluso más exigente que los combustibles de origen fósil.
Y si de fiscalidad hablamos, parece evidente que una vez aprobada la Proposición de Ley para el establecimiento del gravamen temporal energético que el pasado lunes vio luz verde en el Senado, esta nueva norma supondrá un encarecimiento adicional de los combustibles tradicionales y un freno a las inversiones necesarias para la producción de combustibles sintéticos, con el consiguiente incremento de la dependencia energética del exterior que sufre España.
Y no es la única iniciativa legislativa que podría afectar en los próximos meses a los precios de los carburantes. En este sentido, se encuentra actualmente en tramitación parlamentaria el Fondo Nacional de Sostenibilidad del Sistema Eléctrico (FNSSE), que, de aprobarse, encarecería los carburantes hasta 7 céntimos por litro.
Por no mencionar la manida necesidad de equiparación fiscal entre gasóleo y gasolina, que, de materializarse, encarecería 11,5 céntimos el litro de diésel. Y si la ministra María Jesús Montero sigue las recomendaciones formuladas este mismo año por el grupo de expertos elegidos por su propio Ministerio debería incrementar la fiscalidad de los hidrocarburos otros 5,4 céntimos por litro.
Es decir, nos enfrentamos a aumentos de impuestos -unos ya aprobados y otros en estudio o tramitación- que encarecerían el litro de gasolina un mínimo de 15 céntimos y el de gasóleo al menos 27 céntimos.
Y todo ello en un contexto de máxima volatilidad, recortes de la producción hasta finales de 2023 por parte de la OPEP+, inminentes respuestas por parte de Rusia al tope al petróleo de los Urales, el invierno llamando a las puertas de Europa y China despertando de su letargo tras la desaparición de la política de cero Covid.
Es decir, tenemos una coctelera con todos los ingredientes para vivir un 2023 con los precios de los carburantes en máximos históricos. Y mientras tanto la Administración sigue sin aclarar si continuará aplicando la bonificación a partir del 1 de enero. Hace ya un mes, CEEES reclamó diálogo abierto y transparente por parte de la Administración con el objetivo de poder preparar los sistemas informáticos de las estaciones de servicio, reforzar plantillas y prever pedidos extra.
El RDL 6/2022 estipula que los titulares de las estaciones de servicio son -lo quieran o no- “colaboradores” en la gestión de la bonificación de 20 céntimos por litro. CEEES considera que un colaborador ha de ser necesariamente una figura con la que se coopere y a la que se mantenga puntualmente informado, cosa que, de momento no está sucediendo con las pymes del sector.
FUENTE CEEES